Reflexión

Una breve explicación sobre estas últimas semanas…

Estas últimas semanas he estado un poco ausente. A veces las responsabilidades de ser mamá, de nuestros proyectos en familia y el paso de algunos percances personales, por más pequeños que sean, logran afectar la tranquilidad, estabilidad y nuestra motivación para seguir alcanzando las metas propuestas. 

Luchar contra la idea de no cumplir los objetivos autoestablecidos es difícil para mí, especialmente en un mundo que te exige ser productivo las 24 horas al día y que además, parece exigirle a las mujeres que optan por quedarse en el hogar el hacer más de lo que pueden lograr en el muy limitado tiempo de 24 horas.

Por otra parte, no voy a negar que también he estado un poco más apagada de mi automotivación desde que decidí estar mayormente activa en las redes sociales. Las mismas que había estado ignorando durante más de 7 años cuando tomé la fabulosa opción de cerrarlas por completo para evitar contaminarme sobre el mundo en general.

Tal vez lo que quiero decir simplemente es que lamento haberme fallado a mi misma, porque más allá de que esté haciendo el juego a largo plazo, sin obsesionarme con los números o visitas y solo atendiendo a mi propio llamado personal por hacer lo que amo, esperando conectar con aquellos que se sienten de manera similar, también es cierto que es difícil no invalidar mi propio proceso personal cuando siento constantemente que estoy siendo bombardeada por toda clase de información sobre la vida privada (¿o cada vez más pública?) de todas las personas que alguna vez he conocido.

Somos seres sociales y es inevitable que en esa comunión con otros no sintamos la necesidad de saber sobre la vida de los demás. El problema va cuando empezamos a comparar nuestra vida y nuestros logros con los de alguien más…de repente nuestra realidad, que antes reflejaba tanta luz y riqueza para nosotros mismos, empieza a verse cada vez más pequeña y empezamos  a creer que la felicidad de otros nubla nuestra propia felicidad. ¡No hay nada más lejos de la verdad!

La cuestión es que, en mi caso, no he encontrado aún el equilibrio perfecto entre seguir haciendo lo que amo, sin esperar aprobación externa y mantenerme activa en las redes sociales. Si alguno tiene la respuesta, ¡bienvenido sea su consejo en este momento!

Por lo pronto, voy a seguir mi intuición para recobrar mi automotivación por lo que quiero lograr, al tener el espacio y tiempo para seguirme dedicando a esta meta personal y espero algún día mirar atrás sin el temor al arrepentimiento o al fracaso. Porque no somos fracasados cuando seguimos nuestras metas, así nuestras metas sean tan grandes que no logremos alcanzarlas, porque habremos ganado mucho más en el proceso.

Finalmente, quiero terminar esta publicación con una promesa para mi misma y es el no detener mis ansias de comerme al mundo y alcanzar el cielo solo porque otros me digan que es imposible hacerlo. Todo es imposible hasta que se logra hacer.

(- si llegaste hasta acá -)Gracias por leer 🙂

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