
Cada 31 de diciembre solemos reunirnos en familia o con amigos para celebrar por el inicio de un nuevo año. Comemos, nos abrazamos y cuando el reloj marca las 12 rememoramos en nuestra mente una serie de deseos que esperamos poder cumplir durante los próximos meses del año, que llegan cargados de nuevas oportunidades. En la lista de deseos de más de uno indudablemente aparecerá la necesidad de adquirir hábitos más saludables: dejar de fumar, empezar a correr, ir al gimnasio o al menos alimentarte mejor.
Todos tenemos en nuestra mente la importancia que tiene adquirir un estilo de vida más saludable para nuestra vida a futuro, de hecho, algunos estudios han sugerido que existe una correlación entre los hábitos saludables y mantener una mayor movilidad en la vejez. Por lo que, es necesario que sigamos promoviendo estilos de vida que nos ayuden a llegar a esa etapa de la vida de una manera mucho más sana e incluso, que nos permitan tener una mayor longevidad.
En nuestra sociedad actual, la cultura fitness ha ido experimentando de manera gradual un desarrollo a lo largo del tiempo, desde el auge del fisicoculturismo y la gimnasia que se dio entre el siglo XIX y principios del siglo XX, pasando por los programas aeróbicos que se popularizaron a través del VHS y el incremento de los negocios de gimnasios privados, junto a los programas de televisión centrados en el ejercicio, se fue construyendo este culto al cuerpo que hoy en día atrae a personas de diferentes edades, razas y culturas.

Poco a poco, la imagen del cuerpo atlético y musculoso se volvió cada vez más prominente en los medios de comunicación y la publicidad, por lo que, con la llegada de las redes sociales y la tecnología digital del siglo XXI, el fitness experimentó un renacimiento. Plataformas como Instagram y YouTube permitieron a los influencers del fitness compartir sus rutinas de entrenamiento, consejos de nutrición y estilo de vida saludable con audiencias globales. Esto contribuyó a la idealización de cuerpos delgados, tonificados y aparentemente perfectos en las redes sociales.
El lado B de esta cultura fitness que nació desde el interés genuino de mejorar la salud mental y física de las personas, es precisamente la estandarización de un ideal de “belleza universal” que termina siendo venerado e incluso vendido como el tipo de cuerpo que es obligatorio adquirir si deseas alcanzar el éxito en todas las áreas de tu vida. Este tipo de estándares de belleza pueden generar una serie de problemas físicos y emocionales, incluyendo trastornos alimenticios, baja autoestima y problemas de salud mental.
Es por esto que, en los últimos años, ha empezado a surgir un movimiento en respuesta a estos estándares de belleza de la cultura fitness, llamado “el movimiento body positive”, el cual, aboga por la aceptación y celebración de todos los tipos de cuerpos, promoviendo la idea de que todos merecen sentirse bien consigo mismos, independientemente de su tamaño o forma. Sin embargo, este movimiento también ha enfrentado duras críticas y mucha resistencia, especialmente en lo que respecta a la gordofobia, que es la discriminación y el prejuicio hacia las personas con sobrepeso u obesidad. Se manifiesta de diversas formas, desde burlas y estigmatización hasta la falta de acceso equitativo a la atención médica y los espacios públicos.

Según un estudio reciente sobre la gordofobia titulado: “La gordofobia internalizada y la salud mental en adultos latinos en los EEUU” (Villarea, Caraballo & Vargas, 2023), en la que se encuestaron a 402 adultos latinos y se les preguntó sobre su internalización de la gordofobia, síntomas de depresión, ansiedad y estrés percibido, se encontró una correlación positiva significativa entre la gordofobia internalizada y los síntomas de depresión, ansiedad y estrés percibido. Los adultos latinos con mayor internalización de la gordofobia reportaron más síntomas de mala salud mental. Además, estas asociaciones se mantuvieron significativas incluso después de controlar otros factores como el índice de masa corporal (IMC), el género, la edad y el nivel socioeconómico. El estudio sugiere que la gordofobia internalizada es un factor de riesgo importante para la mala salud mental en adultos latinos. Estos hallazgos resaltan la necesidad de intervenciones para abordar la gordofobia y promover la aceptación corporal entre esta población.
A raíz de esta problemática, en nuestra entrega de esta semana hablaremos del lado B del mundo fitness y en la importancia de empezar a tener una relación con nuestro cuerpo mucho más sana. Acompáñame con tus opiniones al respecto a través de Spotify o de mi canal de YouTube.
¡Hasta pronto Freelover!
