
¡Oh, el tiempo! esa magnitud física que nos permite medir la duración y la secuencia de eventos, una entidad fascinante que ha intrigado a filósofos, científicos y personas comunes a lo largo de la historia. En la mecánica clásica, el tiempo se percibe como absoluto, dividiéndose en pasado, presente y futuro de manera universal. Sin embargo, con la llegada de la mecánica relativista, descubrimos que el tiempo y el espacio son relativos, dependiendo del observador y las circunstancias.
Esta complejidad en la percepción del tiempo no solo afecta la física, sino también nuestra vida cotidiana. A menudo, nos encontramos reflexionando sobre nuestro pasado, comparándolo con nuestro presente y anhelando épocas de la historia que idealizamos como «mejores». Ya sea recordando una infancia pintoresca o glorificando la relación de nuestros abuelos, caemos en la trampa de la nostalgia, olvidando que el pasado está moldeado por nuestras percepciones actuales y nuestras emociones presentes. Enfrascándonos en un conflicto sin solución cuando decidimos ver de manera romantizada todo aquello por lo que hemos transcurrido y sentimos que el paso de los años solo nos ha traído malestares cada vez mayores.
El vivir ansiando el pasado no es para nada una actitud de esta nueva generación, pero tampoco es recomendable seguir haciéndolo de manera progresiva pues estamos dedicando nuestro tiempo a una época que nunca más vamos a repetir o que ni siquiera estamos seguros de que alguna vez existió; porque el tema con el tiempo es que solo tiene una dirección y nuestra mente no tiene la capacidad para recordar a la perfección lo que nos ha sucedido en toda nuestra historia de vida. Normalmente solemos incluir recuerdos o escenas que no existieron, solemos cargar esa realidad con nuestras ideas, emociones y sensaciones presentes y al hacerlo modificamos lo que realmente sucedió en ese momento.

Aferrarse al pasado nos impide vivir plenamente el presente y aprovechar las oportunidades de crecimiento y cambio que se nos presentan. En lugar de sumergirnos en la melancolía o la idealización del pasado, es crucial aceptar nuestra historia de vida, con sus altibajos, y mirar hacia el futuro con optimismo y determinación.
Te invito a dejar atrás la nostalgia y acompañarme con tus comentarios, escuchando el episodio de hoy a través de Spotify y de mi canal de YouTube, en donde además te daré algunos consejos para que puedas regresar al presente y transformar tu vida de cara al futuro.
¡Hasta pronto Freelover!
