Aprendizajes de una mamá primeriza

Los felices 2 años

T,

Hace casi dos años llegaste a nuestra vida y junto a tu recién iniciada travesía me diste la oportunidad de convertirme en mamá.

Nunca imaginé que esto al cabo de un tiempo se convertiría en una de las etiquetas más importantes que definirían mi nueva identidad, porque sinceramente creía en su momento que la maternidad era simplemente un nuevo estado que indicar en documentos oficiales o de salud. Nada más.

Jamás imaginé que la maternidad me cambiaría tanto, me haría sentir diferente a la persona que hasta ese momento había sido, me haría sentir todo el peso de la GRAN responsabilidad de garantizar tu supervivencia para siempre o al menos hasta que puedas valerte por ti mismo como un adulto funcional, de criarte como un ser humano integral y encaminado para hacer el bien a los demás.

Photo by Rene Asmussen on Pexels.com

Desde antes de graduarme del pregrado y de mi posgrado ya había tenido interacciones diversas con la primera infancia, me fascinaba el mundo infantil y tenía una manera especial de acercarme, de conectarme con seres como tu, que llegan con esa sed infinita para aprenderlo todo en este nuevo mundo mediante su exploración…Por lo que no imaginé jamás que la maternidad le iba a dar un vuelco completo a mi vida, me iba a desequilibrar y me iba a llevar a enfrentar mis peores miedos e inseguridades. 

Sinceramente, nunca llegué a considerar que desde ese primer día en el hospital junto a ti me sentiría tan incapaz, tan asustada, tan pequeña y tan extraña…porque sí, aunque puedo decir que nunca he sido una persona normal (con orgullo amo no sentirme normal el 90% de mi día), hay de repente un sentimiento de rareza en la maternidad, al menos en la mía, que al principio fue muy difícil identificar pero con el tiempo se fue haciendo evidente en mis primeras experiencias contigo. Era casi como si no me conociera a mi misma, como si además de recién estarte conociendo también me estuviera conociendo a la par, a través de esos ojos de extrañeza que me ponías cuando no entendías por qué actuaba de manera tan errática los primeros días, semanas y meses tras tu nacimiento…por qué lloraba dándote el pecho y cantaba a todo pulmón melodías de los ochenta para calmarte durante tu hora loca de las 6:00 pm de cada día.

Simplemente no era yo, ahora lo sé, era sólo la versión más instintiva de mi, esa que como seres humanos buscamos bloquear para ser mucho más adaptables a nivel social. Mi lado más instintivo emergió de mi el día en el que tu naciste para mantenernos a flote a los dos, –«porque esta vida es muy peligrosa»– especialmente para los que crecimos con esa idea de peligro inminente durante nuestros primeros años de vida.

Photo by Kristina Paukshtite on Pexels.com

Es por eso que día a día trato de romper esas falsas creencias y sanar algunos “traumas” que ni siquiera sabía que existían, pues con tu crianza trato de resolver la historia que me hubiera gustado narrar sobre mi misma…por favor, no me mal entiendas, porque para nada estoy culpando de esto a tus abuelos, ellos hicieron todo lo que pudieron con lo que tenían en su momento, con esa poca o nula información sobre crianza, con sus propios traumas y esa necesidad apremiante de sacar a sus hijos adelante…algo que hay que reconocer que lograron con mérito propio…

Por eso no hay que quedarse con historias de tristeza sobre el pasado, porque la vida se construye en el ahora. Quiero que aprendas a agradecer el presente, el ahora, las mañanas que te ofrecen nuevas oportunidades cada día, nuevas experiencias y la posibilidad de hacer las paces con tu pasado y con la tristeza…quiero que sanes en el presente tus heridas y que me perdones porque sé que he cometido y cometeré errores en tu crianza.

Ahora que lo escribo, me doy cuenta que siempre me asustó cometer errores, como te dije, crecí sintiendo que el mundo dependía de mi fuerza para sostenerse en pie, crecí pensando que el más pequeño de mis errores iba a conducirnos a todos al desastre y me encaminé hacia la perfección, a ser mi mejor versión y a no equivocarme en nada, ni con nadie…¡Terrible error!

Photo by Oleksandr P on Pexels.com

Ahora entiendo que esta idea no conduce hacia el desarrollo, sino a vivir con miedo, que al final de cuentas no es vivir. Si alguna vez tienes miedo de dar algún paso para no equivocarte, ¡da el paso!, ¡arriésgate!, porque en la vida no hay “buenas” o “malas” decisiones en sí mismas, son solo decisiones y somos nosotros quienes les asignamos etiquetas que no sirven para nada, porque cada una de las decisiones que tomes te arrojará a una experiencia nueva y a un nuevo aprendizaje que podrá ayudarte más adelante cuando enfrentes situaciones similares.

La vida no da miedo, la vida es este pequeño momento que tenemos en una galaxia que ha existido y seguirá existiendo luego de que nuestros corazones dejen de latir…la vida es despertar a tu lado, es poder sentir tu respiración pausada mientras con tus manitas me intentas sostener cerquita de ti, aun cuando sigas dormido y sepas que mamá como una ninja se escabullirá de todos modos…la vida es verte crecer, verte alcanzar logros y verte aplaudir con alegría cuando los celebras para ti mismo.

La vida es acompañarte en tu aprendizaje, es no forzarte mientras haces algo, es arrodillarme a tu lado e intentar abrazarte o recordarte que respires durante una rabieta.

Photo by Daria Obymaha on Pexels.com

La vida es abrazarnos como un equipo junto a tu papá, del que, dicho sea de paso, no he hablado mucho en este escrito pero quiero que sepas que fue y sigue siendo un gran apoyo en tu crianza. Es esa persona que te saca las sonrisas más amplias y las carcajadas más bulliciosas, es ese ser a quien extrañas más durante el día y al que esperas pacientemente en cada oportunidad para poder verlo, abrazarlo y jugar, porque sí, tu padre es mucho mejor que yo en el arte de jugar contigo, de entretenerte y de mimarte. Tu padre también ha crecido con su experiencia de convertirse en padre y seguro si tuviera la posibilidad al igual que yo, escribiría su propia historia de supervivencia siendo llevado a la fuerza en esta ruleta emocional que dirige a las mamás en su posparto. Tu padre es un ángel y el mejor amigo que podrás tener en tu vida. Tenlo por seguro.

Hoy que cumples un año más, lo único que quiero regalarte, además del mundo entero, es esta posibilidad de que en algún momento del futuro puedas volver atrás y recordar, a través de este escrito público, lo mucho que te amamos y lo orgullosos que estamos de ser tus papás.

Eres aire, eres vida, eres luz, fuerza, calma, inteligencia y un ser increíblemente amado.

¡Te amamos hoy y siempre T!

Deja un comentario