
Hay un fenómeno curioso que suele repetirse y explicarse desde diferentes posturas, ideologías y ejemplos, se trata de lo que conocemos en psicología como el mecanismo de defensa llamado “Proyección”, el cual explica por qué en ocasiones sentimos repudio por el comportamiento e ideas de otras personas que, de manera inconsciente, también nosotros podemos ejecutar y tener.
Por poner un ejemplo, ¿alguna vez has conocido a alguien que inmediatamente no te ha caído bien pero no has sabido identificar por qué?
Si se lo cuentas a un psicólogo, tal vez podríamos decir que algo en el comportamiento de esa persona en ese momento específico, en la forma de presentarse, hablar o en lo que decía a otros, te recordó algo sobre ti mismo con lo que no te sientes cómodo. Puede ser que su confianza al hablar te haya hecho sentir inseguro con tu manera de acercarte a otros o que, alguna de sus ideas, hayan simpatizado con las que tú mismo has intentado esconder porque sabes que no son socialmente aceptadas.

Como sea, la “Proyección” existe para protegerte de lo que a nivel psíquico puede afectarte, el problema es que, al no hacerlo consciente puede que te pases la vida proyectando tus propios problemas, inseguridades, prejuicios y miedos en otros, juzgandolos, cuando en realidad deberías estar viendote a ti mismo. Porque de nada sirve desear o exigir el cambio en otros, cuando en realidad lo único que tenemos bajo nuestro control para poder ser modificados son nuestros pensamientos y comportamientos.
Lo curioso es el hecho de que, para poder modificar todo aquello con lo que no estás satisfecho de ti mismo, primero debes llegar a hacer consciencia sobre estos miedos, inseguridades y proyecciones que te sesgan el juicio, ocultando lo que verdaderamente te incomoda.
Algo que suele funcionar es precisamente aprender sobre inteligencia emocional, para llegar a identificar a tiempo estas emociones incómodas y evitar elegir el camino del ocultamiento, aceptar su incomodidad y reconocer de dónde surgen realmente, es por eso que hoy, he querido traer un apartado del libro de Daniel Goleman “La inteligencia emocional”.

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¡Hasta pronto Freelover!
