Reflexión

El nacimiento de un villano. Reflexiones acerca de la historia de “Tenemos que hablar de Kevin”.

Hubo una época de mi vida en la que creía que era posible determinar las competencias de cualquier persona desde su nacimiento. Recuerdo claramente una pregunta realizada en una clase que tomaba en la Universidad, cuando estudiaba mi pregrado en psicología, en la que nos invitaban a decidir si creíamos que los líderes nacían o no siendo líderes y recuerdo que fui una de las pocas en levantar la mano para afirmar con absoluta certeza (en ese momento) que existían líderes natos…lo peor de darme cuenta de mi error fue precisamente reflexionar acerca de lo que estaba aprendiendo en aquella clase, en donde nos habían estado enseñando estrategias educativas para potenciar el liderazgo en niños, niñas y adolescentes (-“si existen de nacimiento, ¿entonces qué estamos haciendo en esta clase?”– fue la replica a mi afirmación inicial).

Pasarían años de aquella época, hasta que, finalmente, podría encontrarme cara a cara con la respuesta en un salón de clases y conforme han pasado los años, he comprobado con mi propia experiencia que, en definitiva, las competencias sociales que determinan tu papel en el mundo pueden llegar a desarrollarse, siempre que exista un ambiente propicio.

Pero ¿por qué hablo de líderes cuando la temática del título sugiere hablar de malos seres?

Recordemos que un villano se suele describir como un ser deliberadamente malvado, cuyas características pueden llevarse al extremo a tal punto de ser ejemplificadas específicamente en la ficción, de hecho, suelen ser ellos quienes enfrentan al valeroso y caritativo héroe, al ser elementos dispuestos para darle un giro a la trama de cualquier fantasía; sin embargo, algo que no podemos negar es que un villano, para serlo y ser contrincante del aclamado héroe debe poder contar con influencia y control de las situaciones que ponen en aprietos a este en algún momento de la historia. Es decir, que en definitiva, un villano debe contar con algo de liderazgo dentro de «su armamento» para poder hacer contraparte al protagonista de estas ficciones.

Y si ya hemos confirmado que en definitiva el líder no nace, sino que se desarrolla de acuerdo a su ambiente es porque quiero que concluyamos la “Gran pregunta” de los libros de historia, cuando narran todas aquellas atrocidades cometidas por líderes que condujeron al mal a sus coterráneos, de modo que afirmemos que un villano tampoco lo es desde su nacimiento, en realidad, para llegar a convertirse en uno se tienen que cumplir diferentes puntos clave, algunos de los cuales, voy a señalar a continuación, todos ellos, basados en la historia ficticia del libro “Tenemos que hablar de Kevin” escrito por Lionel Shriver en el 2003:

  1. Tener una herencia genética que marque la posibilidad de desarrollar una psicopatía.

En la historia (narrada a través de cartas que la madre de Kevin, escribe a su esposo Franklin), Eva cuenta cómo desde el nacimiento de su hijo y durante su desarrollo, pudo empezar a identificar en él ciertas características propias de la personalidad de un psicópata como su inicial falta de afecto (Kevin rechazó el pecho materno desde el primer momento y en general, cualquier tipo de vínculo afectivo), nulo remordimiento por sus acciones, junto a una completa falta de empatía. Además, manipulaba a su padre, haciéndole creer que era “un chico como cualquier otro”, actuando de manera diferente con cada progenitor. Su madre estaba completamente convencida de que media cada comportamiento que hacía, haciendo uso de su alta capacidad intelectual para pasar desapercibido. Porque algo que Kevin igualmente demostró desde el primer momento, es que podía aprender de manera autónoma un amplio contenido de información para la edad que tenía.

Muy posiblemente esta alta capacidad intelectual, junto con algunas características narcisistas que también evidenciaba, fueron herencia de su mamá, de ahí que Eva sea la única que pueda entender a Kevin y desenmascarar su ser, a la vez que empatiza con sus ideas moralmente superiores sobre el mundo (Eva es estadounidense, de ascendencia Armenia, pero nunca se ha identificado con el modelo sociocultural de Estados Unidos, de hecho se encarga de criticarlo en cada conversación que sostiene).

  1. No llegar a establecer vínculos afectivos con sus cuidadores.

Como he mencionado, Kevin no logra establecer el proceso de lactancia con su madre por un supuesto rechazo antinatural de este al pecho de ella; sin embargo, algo que se mantiene en duda es por qué no desarrolló, en todo caso, un apego con sus padres y la respuesta a esto es casi una evidencia de que no se trató de un acto en una sola vía (Kevin podía llegar a aprender a conectar con sus cuidadores en muchas formas), pues por una parte, Eva nunca se sintió conectada a él a raíz de una posible depresión posparto dada su negativa inicial a no querer tener hijos (decidió tener a Kevin como “sacrificio” para darle una felicidad a su esposo Franklin), su traumático parto en el que rechazó cualquier droga para dar la impresión de ser “una chica dura” y finalmente, su completa falta de apoyo en su nuevo papel como madre, ligada al sentimiento de tener que renunciar (así fuera temporalmente) a algo que amaba, su trabajo en la empresa que formó desde cero sobre Guías para viajeros.

Por su parte, Franklin (a quien, por cierto, en reseñas poco lo nombran como si se entendiera como naturalmente aceptado el que no estuviera presente como padre), tampoco contribuyó a su papel de conocer a su hijo, dado que decidió tomar aún más trabajo justo durante el primer año de este, dejando a Eva a la deriva. No valoro tanto el que se dedicara a leer libros sobre crianza como le resalta la protagonista, a través de sus cartas, porque simplemente, de nada sirve prepararte para un papel que al final no vas a asumir. Además, es precisamente Kevin quien señala la distancia que su padre ha marcado entre los dos, asignando a su hijo unas características que él en realidad no tiene, es decir, que nunca se dedicó a conocerlo sino a fantasear sobre él. 

  1. Mantenerse aislado y desconectado del mundo.

Algo que resalta a toda vista durante las interminables cartas de Eva a Franklin es que Kevin era un chico difícil, que solía portarse mal y mostrar comportamientos inaceptables, aunque bastantes comunes de la edad, como por ejemplo, romper y tirar objetos que eran apreciados especialmente por su mamá, pero ¿por qué lo hacía? y ¿con qué tiempo? Recordemos que varias de estas “travesuras” (al inicio bastante inocentes) se daban justo cuando Kevin había realizado un esfuerzo que, de acuerdo a su edad, le debió haber costado un periodo considerable de tiempo (poner tinta en una pistola de agua para rociar los mapas preciados de su mamá o apilar cajas para subirse a estantes altos de la cocina). Poniendo a parte sus intenciones, estas acciones se hacían mientras no era visto o era olvidado por ambos progenitores y solo cuando lograba su cometido podía volver a recibir su atención. De manera que, sus padres claramente estaban alimentando el comportamiento incorrecto, ignorando a un niño tan pequeño, durante largos periodos de tiempo.

Podrían alegar que ninguno de los dos podía aceptar la ardua tarea de vigilarlo constantemente, pues ambos trabajaban, pero viéndolo desde fuera, sabiendo que Franklin era autónomo y Eva una empresaria en auge, ambos podrían haberse dado el lujo de sacar más tiempo para estar con su hijo. Eva dice haberse tomado varias excedencias de su trabajo y aun así solo parece haber prestado atención a la crianza de su hija menor, Celia. A quién, no tan curiosamente, su hermano mayor detestaba desde el primer minuto.

  1. Falta de límites definidos.

Hoy por hoy, se habla mucho acerca de la crianza respetuosa, esa que permite desarrollar verdaderos líderes del mundo, de modo que se pensaría extraño encontrar detractores a este modelo, aunque si los hay. Lamentablemente, estos detractores suelen serlo en su mayoría por desconocimiento del modelo en sí, pues parecen asumir que “ser respetuoso” es lo mismo que “no poner límites” en la crianza de los hijos/as. ¡Nada más alejado de la realidad!

Precisamente para que el modelo de educación respetuosa tenga efecto se debe lograr que mediante las acciones educativas el menor entienda que él no es el centro del universo en el mundo y que sus acciones tienen consecuencias, que el respeto no es algo que se exige en una vía, es algo que se gana respetando a otros, empezando por tus propio padres y sus normas.

Por su parte, en esta historia el padre de Kevin demuestra el terrible efecto que tiene el modelo permisivo de educación, que es el que efectivamente se resiste a poner límites en la educación de los hijos, quienes aprenden que no es necesario atender a las normas sociales, comportarse en la mesa, considerar a otros y no solo a sus propias necesidades para vivir en sociedad.

Es Franklin quien justifica cada acción de Kevin, desautorizando a Eva en cada oportunidad e incluso llegando a ponerse en su contra abiertamente frente a su hijo. Es así como Kevin aprende malas palabras antes de sus 10 años y las replica en sus conversaciones con sus padres, burlándose de su madre a sus 2 años, rompiendo objetos desde esa edad, atacando (aunque sutilmente) a compañeros y maestros por igual.

Educar a Kevin es todo un desafío porque entre más mayor es, más difícil se vuelve el reto de enseñarlo a vivir en sociedad y a tener empatía o consideración por los sentimientos de los demás. Por lo cual, pese a que sabemos que los niños son solo niños y podemos entender su comportamiento hasta cierto punto, no podemos usar esta comprensión como justificante para no mostrar consecuencias y enseñarle a resarcir sus errores a tiempo.

  1. Recibir nulas expectativas, comparativas y señalamientos.

Eva ha mostrado abiertamente su desagrado por Kevin desde el inicio, al punto de ser algo evidente para Franklin e incluso para el propio niño. Para ella, Kevin es la maldad del mundo personificada en un ser de menos de medio metro y es debido precisamente a esta preconcepción que encamina todos sus esfuerzos por lograr una distancia cada vez mayor con su hijo, se trata de lo que en psicología llamamos Profecía autocumplida o esas afirmaciones a modo de predicción que precisamente hacen que ejecutemos acciones (muchas veces de manera inconsciente) encaminadas en lograr lo que hemos pensado que sucedería.

Pese a ser mi punto número cinco, bien podría ser el primero de esta lista, porque para poder darle una oportunidad a Kevin en la vida, primero tendríamos que verlo de manera diferente, tendríamos que entender su inteligencia como una capacidad excepcional que sea redirigida a un interés más positivo, deberíamos leer sus grandes dotes de actuación como el logro de haber desarrollado una buena autoconciencia de sí mismo, hasta Eva podría haberse dado cuenta que Kevin necesitaba de ella, como madre y no como verdugo, desde sus primero años para poder redirigir su comportamiento, aprender sobre lo que es el amor sano, la estabilidad, la predictibilidad de la vida mediante una buena rutina y hábitos repetitivos (algo que Eva señala sobre Kevin es que se sentía más a gusto en la penitenciaria juvenil dada la monotonía de su día a día).

En fin, que el pobre chico estaba perdido desde el minuto uno en el que su rechazo al seno materno fue interpretado como una afrenta personal por su propia mamá, la primera encargada de su cuidado. De ahí en adelante, las comparativas y señalamientos que su madre, sus maestros y compañeros hacían de él solo le estaban marcando el destino, como ruedas que van afianzando un camino que él iba siguiendo hasta su desenlace.

Por su parte, la completa justificación de su padre acerca de sus actos, solo le mostraba las nulas expectativas que tenía sobre él para llegar a ser alguien digno de afecto desde su propia singularidad, no desde la fantasía que dejaba a Franklin satisfecho con su “papel de padre”.

  1. No tener un adecuado acompañamiento terapéutico.

Finalmente, hay que hablar sobre esto, porque pese a que Eva reconoce desde el inicio algo anormal en su hijo, dada la falta de apoyo y comprensión de su marido, se decanta en creer inicialmente que se tratan de ideaciones suyas y como ella misma no quiso hacerse ver de un terapeuta para tratar su posible depresión posparto, era muy poco probable que llegara a la conclusión de que su hijo también necesitaba uno.

Pero era claro que Kevin necesitaba hablar con alguien, había estado mostrando comportamientos atípicos desde el principio, marcados por la desconfianza que este mundo le generaba al no tener un solo vínculo afectivo (eran todos puros cuidadores de un muñeco de movimientos mecanizados o al menos, todos se comportaban como si lo fuera). Si Kevin hubiera nacido con una configuración cerebral atípica que impedía por completo su conexión con el mundo, lo que en definitiva le hubiera dado una oportunidad, sería una correcta asignación de un diagnóstico, que lograra atajar estos comportamientos conflictivos y encaminarlos hacia otros mucho más positivos socialmente.

Lamentablemente, Kevin no tuvo oportunidad y terminó decayendo hacia el lado más vil de su humanidad. Obrando por efecto o como consecuencia de toda esta serie de eventos desafortunados que ocurrieron en su vida año a año hasta (casi) alcanzar su decimo sexto cumpleaños. 

Recuerda que puedes seguir este episodio a través de Spotify o mi canal de Youtube.

¡Hasta pronto freelover!

3 respuestas a “El nacimiento de un villano. Reflexiones acerca de la historia de “Tenemos que hablar de Kevin”.

  1. Interesante artículo. Tengo esta película entre los deberes pero por alguna extraña razón la había olvidado asi que gracias. Solo para puntualizar lo de la supuesta inteligencia de los psicópatas (no digo que en la peli Kevin no sea inteligente) hay una mitificación de la figura del psicópata como alguien de inteligencia sin par. No es así en absoluto pues al carecer de inteligencia emocional solo saben emular las emociones pero el verdadero empático, en el cara a cara, SIENTE que no son reales. Después juegan con la confusión y las bajas defensas de sus víctimas y saben que solo pueden obtener su alimento por la indefensión de las mismas, nunca por el valor intrínseco de ellos.

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    1. Muchas gracias por la información, me enseña bastante sobre la psicopatía. Es muy interesante aprender un poco más sobre este tema, ya que aporta a la discusión sobre los errores que se pudieron haber cometido en la crianza de Kevin y a entender mucho más las motivaciones del personaje, porque a veces parecen un poco confusas, especialmente al final de la historia.

      Personalmente me leí el libro ya que temía perderme algo con la película y tras leerme el libro, vi la película…solo por que se entiende mucho más la dinámica de las relaciones familiares, personalmente te recomendaría leer el libro antes de ver la película; no obstante, el libro también se vuelve un poco difícil de «digerir», habían momentos en que me provocaba cerrarlo y dejar de leer o me enojaba bastante, aun así atrapa mucho su lectura y terminé más rápido de lo que esperé. Espero me cuentes qué tal te pareció el final 🙂

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      1. Mil gracias! Yo le estoy especializando en psicopatía para prevenir a estos personajes de los cuales anda lleno Internet por el anonimato que confiere. En mi web, si te interesa, tengo muuuuuuchos artículos sobre el tema y un testimonio en primera persona de mi vivencia a manos de uno de estos engendros. Feliz día! Un abrazo

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