Capítulo de Podcast · Reflexión

¿Por qué Betty decidió quedarse con Don Armando? Betty La Fea y el efecto de los modelos autoritarios en la educación familiar.

Voy a empezar esta nueva entrega con un tema bastante interesante en torno a la educación familiar y es el de los modelos educativos parentales. Estos se refieren a la manera en la que los padres optan por transmitir los principios, valores, hábitos, actitudes, conocimientos y roles a sus hijos/as. A lo largo de la historia de la psicología han habido diversos autores que han identificado y descrito estos estilos parentales de crianza, una de las pioneras fue Diana Baumrind quien los identificó en tres categorías: permisivo, democrático y autoritario. A continuación, solo voy a enfocar mi análisis en torno a este último pero en otro momento pondré ejemplos de los otros dos estilos.

Teniendo en cuenta esta introducción, hoy quiero exponer uno de los interrogantes que se han generado sobre el final que tuvo la novela Betty La fea y es la pregunta de por qué Betty decidió quedarse con Don Armando. Para quién ha visto recientemente Betty La Fea o recuerda un poco de esta novela de Fernando Gaitán, estrenada el 25 de octubre de 1999 y culminada el 8 de mayo de 2001 (que además fue incluida durante el 2010 en el Guinness Récords como la “telenovela más exitosa de la historia de la televisión”), muy seguramente el tema de las relaciones tóxicas que se muestran en ella no les parecerá una sorpresa, pues si bien la historia de Betty se enfoca hacia una historia de autosuperación, es también una historia que nos muestra lo dañinas que pueden ser algunas relaciones que decidimos conservar en nuestra vida, junto con las autoafirmaciones destructivas que a veces nos hacemos a nosotros mismos.

Nunca pude entender del todo por qué Fernando Gaitán decidió dejar que Betty hiciera un giro en U al quedarse al final con Don Armando, teniendo a la vista dos opciones que hubieran sido igualmente mucho más positivas para ella: 1. Quedarse con el francés que la aceptó desde siempre por como ella era o 2. Quedarse sola y aprender a conocerse en su nueva faceta de empoderamiento. Sin embargo, Gaitán nos dejó con el final más apartado de la transformación que quería retratar sobre Betty, quien parece que solo terminó cambiando superficialmente y preservando a su “patito feo” en el fondo de su corazón.

Recordemos que Betty es catalogada desde el inicio como una mujer poco agraciada que se ha enfocado en cultivar su intelecto y obtener altos títulos universitarios con el fin de equilibrar la balanza laboral a su favor, teniendo en cuenta que en las solicitudes de empleo a las que aplica la suelen descartar tras verla. Betty además viene de una familia de clase media bogotana, sus padres son una pareja de esposos tradicionales de la época quienes dicen apoyarla desde siempre para que se supere a sí misma, pero que nos van enseñando a lo largo de la historia los errores que podemos cometer como padres cuando hacemos uso de un modelo autoritario para educar a nuestros hijos.

Precisamente quiero señalar este modelo autoritario a través del cual Hermes Pinzón, el padre de Betty, ha educado a su hija y cómo esta tendencia que mantiene en sus relaciones con todas las personas que conoce y que él siente que están por debajo de su poder, termina por incidir en la autoestima y autoeficacia de su hija (recordemos que al conocer al jefe de Betty lo trata como un igual, de manera muy diferente a como se dirige por ejemplo a su esposa Julia). 

Como esposos, Hermes y Julia mantienen una dinámica desbalanceada a nivel de relación. Julia parece una mujer aplacada, sumisa y que ha asumido tranquilamente su posición secundaria (o terciaria) dentro de la familia, dejando en Hermes el poder de las decisiones familiares e incluso ocultándose de él con temor cuando siente que podría haber desobedecido su mandato. Es justo esa dinámica la que le enseña a Betty que en términos de relaciones afectivas ella debe ponerse de segundas con respecto a su pareja y que su voz no debe alzarse más allá de lo que debería para hacerse escuchar de quienes no la quieren oír.

Es precisamente Hermes el primer problema en la vida de Betty, pues ha educado a su hija sobre protegiéndola y evitando que piense o tome decisiones por sí misma, repitiendo hasta el cansancio cómo el mundo es un lugar en el que no debería confiar ya que la pueden dañar (a través de su característica frase: “El diablo es puerco”). Hermes asume su papel de director de su familia y no admite las opiniones de nadie que lo contrarie. Para el humor, es un personaje que ayuda a generar una vista cómica sobre las relaciones familiares, pero bajo una lupa realista, es un hombre que no aporta mucho en su relación de pareja y como padre. Al infantilizarla e intentar imponer su voluntad por ejemplo en las horas de llegada y personas con las que sale, no permite que Betty madure y desarrolle sus propias ideas sobre el mundo. Claramente no quiere perderla como hija pero no se entera de nada como padre justamente por el nivel de autoridad que maneja en su casa. A toda vista, Hermes es el culpable incluso de que su hija termine eligiendo la peor relación de pareja: su relación con Don Armando. 

Si hiciéramos un símil, Armando Mendoza comparte muchas características con el padre de Betty, es un hombre autoritario y caprichoso, que no tiene un manejo y control de su ira, es explosivo, grosero y machista…y sin embargo, es el encaprichamiento de Betty desde que lo conoce. Ciertamente Betty se siente familiarizada con el tipo de trato que su jefe le da, pues es el mismo tipo de trato que ha recibido de su padre en casa y con el que se ha desarrollado como persona.

Sin embargo, este tipo de trato la hace dudar todo el tiempo de sus capacidades y aptitudes, pues por mucho que ella sepa sobre economía y ética, termina accediendo a las solicitudes deshonestas de su jefe cambiando las cifras del balance de la empresa, todo en busca de la aprobación de quien considera está por encima de ella y es quien debe tomar las decisiones. 

Hasta el final, Betty mantiene una relación de pareja desequilibrada con Don Armando, que parece volverse a equilibrar una vez ella descubre el horrible juego de manipulación afectiva que él estuvo haciendo con ella. Huye de él y gracias a su aliada, Catalina Angel, puede finalmente llegar a reconocer su valor como persona y sus capacidades para el trabajo, para luego mejorar su aspecto físico.

Hasta ahí la novela dio los pasos correctos para describir la travesía del héroe o, en este caso, de la heroína, lamentablemente, pese a todo pronóstico, Betty toma la decisión de volver con Armando y aunque pareciera que ya su relación de pareja está mucho más equilibrada, lo que termina dándonos a entender es que ha optado por mantenerse en lo seguro y conocido, en vez de aventurarse, alejándose de ese contexto social tan dañino.

Finalmente, Betty La Fea nos deja una difícil lección y es que la educación familiar puede ser mucho más potente en tu vida, arraigarse más en ti y en el valor que te das a ti mismo de lo que parece a simple vista. Siendo este mundo tan aterrador como su padre le ha enseñado, es claro que Betty va a preferir volver a lo seguro aunque esto la lleve a renunciar a seguir su camino de transformación personal, volviendo a aquello que le resulta más familiar.

Recuerda que puedes seguir este análisis en Spotify o en YouTube y darme tu opinión sobre este episodio. Próximamente haré un nuevo análisis.

¡Hasta pronto Freelover!

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