
Esta semana he visto la película que ha ganado este 2023 siete premios Oscar, entre los que se encuentra el premio a la Mejor Película del año: Todo en todas partes al mismo tiempo. Si aún no la han visto y quieren hacerlo, los invito a verla y regresar para esta reflexión que quiero compartir hoy.
Ahora, sí ya se la vieron sabrán que no se trata de una película como cualquiera, es bastante peculiar y podría darnos para analizar muchos temas especialmente enfocados a su realización porque “¡wow! ¡Qué trabajo de edición!, ¡qué montaje!, ¡qué historia tan bizarra!, ¡qué cúmulo de emociones que te genera!”. Sin embargo, hoy solo quiero dejar 4 reflexiones en torno a la familia y las relaciones que me han surgido tras verla.
En primer lugar, recordemos que la protagonista se llama Evelyn Quan Wang de nacionalidad China, quien se encuentra viviendo en los EEUU junto con su esposo, también de nacionalidad China, Waymond Wang, ambos comparten labores en un negocio propio de lavandería y además son los padres de Joy, una chica que recientemente se ha ido a vivir sola junto con su novia Becky y que parece tener una relación complicada con sus padres, al punto de querer mantener una distancia y un régimen de poca comunicación con ellos.

Durante toda la trama vamos a ir entendiendo un poco sobre estas relaciones familiares conflictivas, mientras nos introducen al concepto sobre los multiversos que se crean con cada decisión que tomamos en nuestra vida y cómo la protagonista en uno de estos multiversos ha podido descubrir la forma de trasladar su mente a estos universos paralelos y tomar de ellos las habilidades que ha adquirido en cada uno. Igualmente, descubrimos cómo ha surgido Jobu Tupaki, la versión Alphaverso de su hija Joy, cuya mente se dividió después de que Alpha-Evelyn la empujara a saltar extensamente.
Pues bien, dejando de lado el tema de los multiversos y de todas las emociones que te trasmite al mismo tiempo esta película (que por cierto, llegan hasta el punto de hacerte sentir extraño de tener emociones profundas en una película de comedia dramática absurda, con toques de acción y ciencia ficción), ciertamente vale la pena reflexionar sobre algunos de los mensajes que parecen estar siendo personificados como si se trataran de una metáfora de la vida actual:
- El nihilismo de Joy:

Actualmente vivimos en una cultura de información constante, por lo que el estar atados todo el tiempo a lo que pasa en el mundo tiene un lado A y un lado B bastante marcado; por una parte, esta Era de la información nos permite estar conectados con todo el mundo, todo el tiempo, en todas partes, al punto en el que tenemos las primicias incluso antes de que lleguen a los noticieros gracias a todas las redes sociales que comparten noticias de primera mano en el día a día sin descanso.
Hasta aquí, debemos reconocer lo que ha hecho internet, los teléfonos inteligentes junto con el bom de las redes sociales en la creación de este mundo de la información. Sin embargo, el lado B de esta historia es esa sensación de agotamiento mental que no podemos desconocer y que nos está afectando, especialmente a esa generación que creció en medio de este bom de información y que está consumiendo desde muy temprana edad tanto contenido que muchas veces es solo contenido basura.

Y es que por mucho que queramos justificar el permitir que estás nuevas generaciones crezcan con un celular o una tablet en sus manos, sin prestar demasiada atención, ni supervisión sobre lo que consumen, nos está haciendo perder de vista el rumbo que tomarán el día de mañana cuando el exceso de empatía por todo lo que sucede en el mundo al mismo tiempo (guerras, hambre, muerte, calentamiento global…), los lleve a asumir una postura nihilista como método de autopreservación.
No podemos desconocer el peligro al que estamos exponiendo a nuestros hijos cuando les permitimos pasar horas conectados a vídeos que nada les aportan a su mente ávida de conocimiento. Videos que a nuestra vista parecen inofensivos, lo único que están haciendo es llenando de información basura y promoviendo emociones vacías en seres humanos que el día de mañana terminarán saturados por todo esto.
Es hora de mirar con ojo crítico el papel que le estamos dejando a las redes sociales de educadoras de nuestros hijos/as, ¿vale la pena correr ese riesgo por tenerlos entretenidos algunas horas al día?
- Evelyn, Joy y el trauma generacional:

Lo comenté en el análisis anterior y lo traigo de vuelta ahora. Los padres no queremos ver sufrir a nuestros/as hijos/as y esto nos lleva a esperar poder evitar que cometan los mismos errores que hemos cometido en nuestra vida. Sin embargo, debemos recordarnos que el dolor es inevitable y que, por mucho que no queramos y por mucho que intentemos hacer lo contrario a nuestros padres para que nuestros/as hijos/as “no salgan con nuestros errores”, lo que es usual es que ellos sean una versión algo modificada de nosotros mismos como seres humanos.
¿Podemos culpar a nuestros/as hijos/as por ser mentirosos si nosotros mismos lo hemos sido como ejemplo en su crianza?, ¿debería ofendernos que nuestros hijos adolescentes y adultos eviten pasar tiempo con nosotros si nosotros mismos evitamos estar con ellos durante su infancia por estar “muy ocupados”?
Se dice que lo que no nos gusta de alguien, suele ser aquello que odiamos de nosotros mismos y ciertamente si evaluamos aquellas cosas que nos sacan de quicio en relación a nuestros/as hijos/as, muy seguramente descubriremos que son las mismas con las que no soportamos vivir y que nos gustaría poder trabajar en cada uno.
- Mantener un matrimonio requiere de muchísimo esfuerzo:

Waymond y Evelyn son una pareja que al menos tendrán 30 años de matrimonio pues, al parecer, han salido desde su adolescencia, pero actualmente están teniendo dificultades reviviendo el amor de pareja que alguna vez tuvieron.
Es triste, como espectador, ver cómo los intentos de Waymond de preservar su relación con Evelyn terminan estrellándose frente a una pared en diferentes ocasiones, incluso, ver cómo Evelyn termina lanzando dardos verbales e hiriendo, a veces literalmente, a su esposo sin el menor reparo sobre sus acciones.
Personalmente esto fue lo que más me marcó pues me hizo recordar en algún punto ese sentimiento de primer amor que tuve con quien es ahora mi esposo, dado que hasta antes de conocerlo tenía una idea muy particular sobre las relaciones, los hombres y lo que yo denominaba para mi misma “el juego del amor” que era básicamente la descripción de cómo veía las relaciones afectivas.

El tema es que antes de conocer a mi esposo siempre creí que salir con alguien era difícil, requería mucha preparación previa, mucha dinámica del tipo “me gustas pero no te lo demostraré para que no huyas” y me parecía excesivamente complicado poder dar con personas de confianza con las cuales quisiera o pensara algún proyecto a futuro.
De repente y citando a Joy “hubo una pequeña probabilidad” y la vida me permitió conocer a un hombre que me hizo cambiar el discurso y me mostró los matices que existen. Admiro profundamente el corazón de mi esposo, su amabilidad, su forma bondadosa de ver y relacionarse con el mundo, porque en el fondo siento y soy consciente que conocerlo me ha hecho ser mejor persona, me ha hecho darme cuenta que la vida es para disfrutarla, reir y no tomarse todo tan enserio.
Ciertamente los padres de Joy llevan demasiado tiempo juntos y muy seguramente la rutina ha consumido un poco su relación, pero ambos se han encontrado y han decidido estar juntos complementando sus estilos y personalidad.

¿Cuántas veces a la semana recordamos por qué amamos a nuestros/as compañeros/as de vida?¿Qué podríamos hacer para no olvidarlo a futuro?
- Ser una familia significa aceptar así no entiendas a tus padres o a tus hijos:
En este mundo de las cancelaciones, se ha vuelto cada vez más usual creer que todos a nuestro alrededor deben pensar y sentir de la misma manera en la que nosotros lo hacemos. No hay pensamiento más egocéntrico que ese, especialmente cuando ese pensamiento te lleva a rechazar, excluir o clausurar a todos aquellos que no piensan como tú.
Particularmente esto ha empezado a afectar a las familias que terminan evitando pasar tiempo juntas solo para no tener que discutir sobre temas de política o economía con los cuales no están de acuerdo. Es tan marcada la polaridad a veces que el solo hecho de mencionar algo sobre estos temas puede llegar a convertir en todo un campo de batalla una cena familiar.

El problema es que al no permitir la pluralidad de pensamientos en familia y esperar que todos actúen y piensen de la misma manera, estamos fijando unas normas familiares que son difíciles de cumplir si tenemos en cuenta que en una familia conviven diferentes universos emocionales y de pensamiento muy distinto.
Esto último, es lo que nutre precisamente a una familia, el cambio de mentalidad que ocurre con cada generación y que los lleva a seguir creciendo, desarrollándose y adaptándose a los nuevos contextos. Recordemos que nuestros padres nacieron y crecieron en otra generación, una con información diferente y aprendieron a formar sus propias ideas sobre el mundo a través de su educación y su relación con el medio, de la misma manera en que nosotros lo aprendimos. Por tanto, evitemos rechazar tajantemente sus ideas y tampoco esperemos que piensen como nosotros cuando estamos parados en diferentes bordes de la mesa, no permitamos que el mundo nos haga enemigos unos a otros. Una familia no lo es porque todos piensen o sientan igual, en ese caso hablamos de una secta, una familia es un sistema en el que todos su miembros deberían poder sentirse incluidos, en empatía, amor, cariño y comprensión.
Finalmente, quiero terminar este análisis citando una de las frases icónicas de esta película:
“Y de todos los lugares donde podría estar, ¿por qué querría estar aquí contigo? Sí, tienes razón. No tiene sentido. Tal vez sea como tú dices. Tal vez haya algo por ahí, algún nuevo descubrimiento… que nos hará sentir… como pedazos de mierda aún más insignificantes. Algo que explique el por qué… todavía fuiste a buscarme… a través de todo este ruido. Y por qué, sin importar qué, todavía quiero estar aquí contigo. Yo siempre… siempre… querré estar aquí contigo.”
–Evelyn Wang

Y es que, si nada más importa, si sentimos que el mundo o el universo es demasiado grande como para que a través de nuestras acciones algo llegue a mejorar. Recordemos que el amor siempre va a trascender más allá de nuestra existencia (más allá de nuestros/as hijos/as y sus hijos/as) y que nuestras acciones, aunque parezcan pequeñas, siempre tendrán la capacidad de tener un efecto dominó en alguien más. Ama, incluso cuando creas que no vale la pena y especialmente cuando sea difícil amar, porque estarás escogiendo el camino que podría llevarte a cambiar el destino del mundo actual.
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¡Hasta pronto Freelover!
