Aprendizajes de una mamá primeriza

El que no vive para servir, no sirve para vivir

Ser mamá no es nada fácil.

Hace poco me convertí en madre y jamás pensé que un evento como este sería tan transformacional como ninguno con el que había lidiado en mi vida. Si bien ser madre se trata de otra faceta más de una mujer que algunas incluso no eligen tener, no se me había pasado por mi mente que me sería tan difícil adaptarme. Confiaba en que mi edad actual, siendo ya una adulta media, con estabilidad financiera, un empleo estable y un matrimonio constituido en el apoyo mutuo iba a ser suficiente para poder brindarle a mi futuro bebé lo necesario y triunfar en mi tarea.

¡Que equivocada estaba!

Ser mamá se ha convertido en todo un reto, se trata de ir sorteando cada ola que llega, haciendo lo inalcanzable para no quedar debajo del agua (al menos no por mucho tiempo). Sin embargo, es una de estas labores que se pueden llegar a convertir en grandes satisfacciones dependiendo de los lentes con los que decidas asumirla.

Para mí se ha convertido en un reto que me lleva a cuestionarme cada día y reflexionar en aquello que considero que estoy haciendo bien o que estoy haciendo mal. Cuando mi bebé me mira con sus grandes ojos expresivos, parece invitarme a hacer esta pregunta, ¿cómo lo puedo hacer mejor? y es que al final se trata de eso, de hacerlo mejor cada día por el beneficio de alguien más.

De repente aprendes que no eres tu la persona más importante de la habitación y que en esta vida has logrado trascender en otra personita que apenas está conociendo el mundo. Tu existencia deja de ser tuya, para convertirse en la supervivencia de otro ser al que ahora amas más que a cualquier otro ser en la tierra.

Por eso, hoy quiero simplemente expresar lo agradecida que estoy por esta decisión, que es difícil tomar, aún más difícil asumir en cuanto a que es una responsabilidad eterna, pero al final también es una decisión que no cambias por nada, ¡has creado vida y ahora vives por alguien más!


Ahora mismo ha tomado más fuerza una frase que siempre me ha encantado escuchar: El que no vive para servir, no sirve para vivir.

Deja un comentario